sábado, 24 de junio de 2017

Gol Sur: Nuevos tiempos, los mismos valores

A veces los cambios son inevitables. En unas semanas estrenaremos el nuevo Gol Sur, volveremos a la que ha sido nuestra casa durante tantos años. Y aunque la esencia posiblemente se mantenga, no va a ser lo mismo.

El Gol Sur era viejo, feíllo y chiquitito. Si en vez de grada hubiese sido actor, le habría tocado encarnar al Alfredo Landa de la época del destape. Pero siempre tuvo un encanto especial y fue esa parte del estadio en la que casi todos queríamos vivir desde niños los partidos de nuestro Betis.

Desde 1972 fue el segundo hogar de miles de béticos que vivían el fútbol de una forma especial entre sus vallas verdes, avalanchas, el olor a nitrato y el humo de las bengalas. Pero sobre todo, desde la camaradería y la amistad.

El Gol Sur era esa grada en la que era impensable ver a alguien celebrando un gol del rival (exceptuando el del ruso Cheryshev en el 97 que descendía a Segunda a los vecinos) y el espacio del Villamarín en el que relevamos a nuestros mayores, aunque algunos todavía continúen al pie del cañón.

Ahora todo será más moderno. Cambiaremos el mítico palomar por videomarcadores de última generación, la ropa tendida de Tenorio por asientos 'hospitality' y sombra 'premium'. Y al chaval que tenía que mover cielo y tierra en pleno verano sevillano para conseguir un abono allí, por privilegios para tíos con camisa que quieren vivir el ambiente del corazón del Villamarín desde cerca, pero en un palco VIP. 

Toca pasar página, adaptarnos a los nuevos tiempos y luchar porque los valores antiguos se mantengan y el marketing del fútbol moderno no gane la partida a la pasión que siempre caracterizó a nuestra grada.

Y que el Gol Sur no pierda su idiosincrasia debe ser el objetivo de los que sabemos lo que ha significado durante todos estos años.

Texto: Manolo Guerrero.

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