miércoles, 25 de febrero de 2015

Errores, conspiraciones y altavoces en el Caso Rubén

Sólo resta la confirmación oficial, pero es evidente que se va a decretar el cierre parcial del Villamarín y que una vez más seremos el primer club que reciba una sanción ejemplar. Toda España habla de los cánticos de Gol Sur y en las últimas horas no cesan de aparecer expertos cum laude sobre una temática tan seria, compleja y que afecta a tantas familias como la violencia de género, tanto cuando se consuma una agresión como cuando se registra una denuncia falsa.

Nosotros no entraremos ahí. Es evidente que el cántico, proferido en otras ocasiones también por otros sectores del Villamarín y en partidos como visitante, sobra totalmente. Es de mal gusto, chabacano e innecesario para "defender" a un jugador de nuestro club.

No existe un medidor de cánticos ofensivos, se dan en todos los estadios y tienen trascendencia o no dependiendo de quién los reproduzca, los valore y, sobre todo, los difunda. El problema de la violencia verbal en el fútbol viene de muy lejos y rara es la ciudad y división en la que aficionados de toda edad y condición no han insultado al eterno rival, al árbitro o a un jugador del equipo contrario. Sólo hay que presenciar un partido de fútbol base para darse cuenta del comportamiento de algunos padres.

Pero el caso que nos afecta no es ninguna excepción. Es más, en el fútbol español se han vivido situaciones mucho más sangrantes y ofensivas, se ha faltado al respeto a personas asesinadas por bandas terroristas, a deportistas fallecidos por muerte súbita, a colectivos sociales... Incluso se han producido muertos por peleas organizadas con el fútbol como excusa. Y, hasta ahora, no se ha cerrado ninguna grada.

Durante estos días escucharemos mil veces ese dicho tan manido de "siempre nos toca a nosotros", intentando culpar al CSD o la LFP de que, una vez más, el castigo recaiga sobre nosotros. Puede que incluso a algún inconsciente que profirió ese cántico por inercia le arruinen la vida con una multa de la que se acordará eternamente.

Pero, ¿por qué pasa aquí y no en Valencia, Bilbao, Madrid o La Coruña? La respuesta es bien fácil: en Sevilla muchos agentes han contribuido a crear un problema de estado con un cántico en un estadio. Se han empleado grandes dosis de demagogia, otros han buscado su minuto de gloria y el resto ha funcionado como una onda expansiva, convirtiendo en viral algo tan criticable como, por desgracia, cotidiano. Se ha creado una alarma social desmedida.

Sabiendo cómo está la situación en los estadios de fútbol tras la muerte del ultra del Depor en Madrid, ninguna mente lúcida habría grabado y divulgado en YouTube un vídeo como éste y otros que se pueden encontrar por la red que contienen insultos de otro tipo.

Por otra parte, los grupos ultras y gradas de animación agonizan y últimamente son el objeto de todas las críticas, aunque a veces no sean siquiera ellos quienes inician ciertos cánticos. La situación se agudiza especialmente en la Sevilla verdiblanca, como se demostró con el guión de ciencia ficción de Pepe Montoro en Albacete y la credibilidad que le dieron todos los medios de comunicación, sin llegar a contrastar si lo que ese hombre contaba era cierto.

Luego el vídeo se difunde en un foro y llena varias páginas de comentarios contra los ultras en las horas previas al partido contra el Girona. Periodistas que prefieren nutrirse de esas fuentes desde casa en lugar de generar sus propias noticias, hacen el resto. Ellos saben perfectamente que, aunque eso no se debe cantar, no tiene como fin apoyar la violencia machista, pero les da igual.

El de la SER, que no entra en antena a nivel nacional por méritos propios, tiene la coartada perfecta para sus tres minutos de gloria delante de toda España. Y el de la COPE y el de Canal Sur... y el que no puede ver a la gente de Gol Sur y sabe que tiene ante sí una oportunidad única para desprestigiarlos y tratar de erradicarlos. Por no hablar del tal Pepe Elías, tan cortito de entendederas que su artículo de anoche ha sido retirado por su propio medio.

Luego ya entran en acción los creadores de corrientes de opinión como Manolo Lama y Arguiñano. El primero nos demostró en aquella conexión desde Hamburgo sus dotes, ridiculizando a un mendigo en directo. El segundo nunca condenó el miedo y la barbarie causada por el terrorismo en su tierra, le canta a las cebollas y al conejo de una tal Loles y ahora da por hecho en un programa de cocina que Rubén Castro es culpable... sin que un juez se haya pronunciado al respecto.

Sí, dos descerebrados con ganas de llamar la atención. Pero dos descerebrados que influyen en la opinión de un país en el que Belén Esteban es una referencia en la venta de libros y pijamas. Ellos y otros por el estilo son los que deciden qué es noticiable y grave en España.

Por otra parte, ningún medio local ha defendido al Beticismo, ninguno, por mucho que alguno intente demostrar ahora lo contrario y pida un trato equitativo en otros sitios. Y ni en Valencia, ni en Bilbao, ni en Madrid, ni en La Coruña se le ocurriría a los agentes mediáticos convertir en viral un caso como éste.

Saben que sería tirar piedras contra su propio tejado, ensuciar inmerecidamente la imagen de un club de su ciudad y manchar el orgullo, la dignidad y la buena trayectoria de miles de aficionados que, con su dinero y su pasión, mantienen este circo llamado fútbol. Nos han vuelto a tomar por tontos, pero no miréis a Madrid ni a los comités. La respuesta está más cerca.

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