jueves, 5 de mayo de 2016

Pere, al Villamarín

Pere Ribes
Si el Real Betis Balompié es un club especial y al que aprecian tantas hinchadas rivales es por su gente, una masa social numerosa, fiel y que se reparte a lo largo y ancho de la geografía mundial. Hace escasos meses teníamos la oportunidad de atender a Linus Lövgren, un bético que nos demuestra a diario que desde Suecia se puede seguir a diario la actualidad del club y sentir las trece barras como cualquiera de los que estamos aquí.

Lo recibimos, nos pusimos en contacto con el club para informarles de su primera visita a Sevilla y al Benito Villamarín, le enseñamos cómo se vive una previa en calle Tajo e incluso le buscamos un BlaBlaCar para que pudiese volver a tiempo a su país a través del aeropuerto de Málaga.

También nos han acompañado este año eslovenos de Maribor, a los que atiborramos de chicharrones y Pedro Ximénez antes del partido contra el Rayo Vallecano y que se llevaron como recuerdo numerosos detalles béticos y varias banderas de El Rocío (estamos a la espera de que ondeen en en el estadio del Maribor, el Ljudski vrt, como nos han prometido).

Pero la historia de Pere Ribes nos ha llegado a lo más hondo. Por muchos motivos: porque se trata de un niño, por sus peculiaridades y porque es un bético catalán, con todo lo que ello implica para nosotros. Prácticamente todos los que componemos Friquis Verdes hemos seguido al Real Betis Balompié en varias ocasiones por la Novena Provincia.

Hemos sentido la hospitalidad de esos béticos que son un ejemplo de pasión y de fidelidad pese a la distancia de mil kilómetros. Nos han ofrecido sus casas, nos han recogido en aeropuertos y estaciones de tren y siempre se han esforzado al máximo porque los béticos de Sevilla y otras zonas nos sintiésemos totalmente integrados en cada visita. Por no hablar de la admiración que despiertan cada vez que nuestro equipo juega en Cornellá, el Camp Nou, Palamós, Girona... o donde toque.

Gracias a Diego Sánchez, miembro de la Peña Bética de Gerona-Olot y a Mateo González, periodista que dio a conocer la historia de Pere en Al Final de la Palmera, hemos podido comprobar de nuevo y en muy pocas horas la grandeza del Beticismo.

Pere es un chico de 10 años que reside en Olot, es invidente y se hizo bético por el himno, aunque por sus afirmaciones demuestra a las mil maravillas que este club es una pieza importante en su día a día, por lo que su sueño es "ir un día al Benito Villamarín".

Nos bastó con leer esa frase para reaccionar y movernos con rapidez, porque queremos que el sueño de Pere se convierta en realidad y porque sabemos que los béticos de a pie lo vamos a hacer posible. Rápidamente nos pusimos en contacto con su peña y Diego nos atendió de manera inmejorable. Hablamos con nuestros hermanos de Betis Barna, todo un símbolo del Beticismo en Cataluña y con Jose, de BetStore y nos pusimos manos a la obra de forma conjunta.

Contactamos con su familia, que lo primero que nos dijo es que estábamos locos. Y no hemos recurrido al club no por nuestra habitual postura crítica sobre la marcha de la entidad, sino porque preferíamos que esta iniciativa saliese adelante por parte de los propios béticos.

Hemos hecho papeletas para pagar el viaje desde Barcelona a Pere y sus padres, intentaremos que se alojen en el Hotel Al-Ándalus, donde habitualmente se concentra el equipo y pagaremos las localidades para el partido que ellos elijan, que en principio sería a comienzos de la próxima temporada.

Queremos que Pere no olvide su visita a Villamarín y contamos con todos vosotros, agradeciendo enormemente la respuesta que habéis tenido nada más conocer la iniciativa y las ganas de colaborar que peñas, grupos y béticos en general de toda clase y condición nos habéis mostrado.

Porque el Betis es su gente y a béticos como Pere, que nos hacen diferentes a los demás, hay que cuidarlos. Te esperamos en tu casa.

#PerealVillamarín

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